martes, 28 de enero de 2014

Hallan en Israel un fogón de 300.000 años, el más antiguo de la humanidad

      Los humanos prehistóricos lo utilizaban de forma regular para cocinar sus alimentos y reunirse alrededor del fuego 

 El yacimiento israelí donde se ha encontrado el hogar de 300.000 años

Los seres humanos descubrieron el fuego hace un millón de años. Sin embargo, cuándo empezaron a controlarlo y utilizarlo para sus necesidades diarias es todavía un misterio. Un equipo de investigadores israelíes ha descubierto en la cueva Qesem, un yacimiento arqueológico cerca de Rosh Ha'ayin, la evidencia más antigua del uso continuado de un fogón, un hogar, de unos 300.000 años. El descubrimiento demuestra que las sociedades humanas prehistóricas ya tenían una estructura social avanzada y capacidad intelectual.
 

 Sedimentos del fogón

Las excavaciones en la cueva de Qesem comenzaron en el año 2000. El equipo de la Universidad de Tel Aviv y el Instituto Weizmann recogieron muestras in situ para su posterior análisis detallado en el laboratorio. De esta forma, identificaron un grueso depósito de ceniza de madera en el centro de la cueva. Utilizando métodos de espectroscopia infrarroja, fueron capaces de determinar que, mezclados con las cenizas, había trozos de huesos, y el suelo se había calentado a temperaturas muy altas. Esta es una prueba concluyente de que la zona había sido el escenario de una gran chimenea.
Además, el equipo extrajo un trozo de sedimento del fogón y lo endureció en el laboratorio. Luego lo cortó en rebanadas muy delgadas, tanto que podían ser colocadas bajo un microscopio para observar la composición exacta de los materiales en el depósito y revelar cómo se formaron. Con este método, fueron capaces de distinguir un gran número de microcapas de ceniza, evidencia de el hogar que fue utilizado repetidamente en el tiempo.

Huesos de animales

En la zona, los arqueólogos encontraron una gran cantidad de herramientas de piedra que fueron utilizadas para el corte de la carne. Por el contrario, las herramientas de sílex encontradas a pocos metros de distancia tenían una forma diferente, estaban diseñadas para otras actividades. También había un gran número de huesos de animales quemados, como si hubieran sido cocinados.
Esta organización de diferentes actividades domésticas en diferentes partes de la cueva supone una organización del espacio y, por lo tanto, un orden de tipo social, típico de los humanos modernos. Esto sugiere que la cueva era una especie de campamento base al que los humanos prehistóricos volvían una y otra vez . «Estos resultados nos ayudan a fijar un punto de inflexión importante en el desarrollo de la cultura humana, aquel en el que el hombre comenzó a utilizar con regularidad el fuego, tanto para cocinar la carne como un punto para las reuniones sociales», explican los investigadores. «También nos dice algo acerca de los impresionantes niveles de desarrollo social y cognitivo de los seres humanos que vivieron hace unos 300.000 años».
Estos hallazgos fueron publicados en el Journal of Archaeological Science .

martes, 14 de enero de 2014

Pirámides egipcias construidas con escombros

Un ingeniero propone una nueva teoría sobre cómo se levantaron


     Las Pirámides fueron construidas de adentro hacia afuera. No se usaron grandes rampas sino andamios y cuerdas. El interior de los templos está realmente formado por escombros, adobe y pequeñas piedras. Los grandes bloques se utilizaron para la estructura y la parte exterior. Y el revestimiento de piedra caliza se fue cayendo no tanto por la avaricia de los ladrones, sino por la acción implacable del dios Ra: las grandes oscilaciones térmicas del desierto en cuanto el sol se hunde en el horizonte.
     Hasta aquí, las revolucionarias teorías de Peter James, apodado como el Indiana Jones galés por su aire aventurero. Aunque en realidad no es un arqueólogo, y ahí le duele. Su profesión es ingeniero estructural y lleva más de 20 años trabajando en la restauración de los templos de Egipto e intentando desentrañar su último misterio.
   ¿Cómo fueron realmente construidas las pirámides hace más de 4.600 años? ¿Cómo se pudieron levantar en el tiempo récord de cinco lustros? ¿Hicieron falta legiones de esclavos o fueron realmente obra de constructores experimentados? A falta de documentos que ilustren el proceso de construcción de las pirámides, todo han sido hasta el momento teorías. A Heródoto, el primer cronista mundial, le contaron los sacerdotes que los templos se construyeron por gradas y usando ingenios de madera.

Perspectiva de ingeniero

 Las interpretaciones más extendidas hasta la fecha han sido, sin embargo, el uso de la rampa incrementada (que iba aumentando en altura según crecía la pirámide) o las rampas múltiples (en las que las piedras eran levantadas sobra cada hilada para alcanzar el siguiente nivel). Pero Peter James ha lanzado por tierra estas dos últimas teorías. Su perspectiva de ingeniero y su experiencia como restaurador (con la pirámide escalonada de Zoser, la acodada y la roja de Dashur) le han llevado a las controvertidas conclusiones, publicadas por la revista Structure y anticipadas por el diario británico The Times.

 

     Los arqueólogos no han tardado en replicar y los faraones llevan ya varios días removiéndose en sus tumbas. «Soy básicamente un constructor y no un arqueólogo», advierte el experto galés, al frente de la compañía Cintec International, que trabajó intensamente en Egipto para restaurar los templos milenarios afectados por el terremoto de 1992. «He afrontado el problema como un ingeniero, intentando usar sólo los materiales disponibles en el Antiguo Egipto.
     Los arqueólogos han asumido que las pirámides están construidas con el mismo tipo de bloques usados en la parte exterior», asegura James. «Eso no puede ser correcto, porque para producir los dos millones de grandes bloques que se supone se necesitaron para construir la Gran Pirámide de Giza en 25 años, habría hecho falta sacar un nuevo bloque de la cantera cada tres minutos».
    James derriba también la teoría de las rampas exteriores para transportar los enormes bloques, por otra razón: «Para poder transportar los bloques en un ángulo manejable, las rampas tendrían que haber sido tan grandes como la propia pirámide y haber alcanzado el cuarto de milla de longitud (400 metros). Si hubieran existido rampas tan grandes, quedaría algún vestigio de ellas, pero no queda nada de nada alrededor de las pirámides».

Debdentro a fuera

    El ingeniero galés sostiene que los templos, aprovechando precisamente el experimento fallido de la pirámide acodada de Dashur, tuvieron que ser construidos necesariamente desde dentro, con pequeñas rampas interiores que fueron creciendo, y utilizando escombros, materiales de relleno y piedras notablemente más que pequeñas que las usadas para la estructura y la parte exterior.
Según James, se empezó a construir desde la base por las esquinas, y se dejaron abiertas secciones en el centro para seguir subiendo en altura y construyendo los corredores y las cámaras internas, usando sobre todo granito. Para la construcción externa, y en esto coincide con el inmortal Heródoto, el ingeniero sostiene que se usaron los andamios de madera y la cuerda.
     Sin quitarse el sombrero, el Indiana Jones galés asegura haber resuelto de paso el misterio de por qué se deprendieron los revestimientos de piedra caliza de las pirámides. Los saqueos y los robos eran hasta ahora la teoría más extendida. James sostiene sin embargo que las piezas cayeron como costras y se fueron acumulando en la base (antes a la acción de los "ladrones") por simple "expansión termal".
«Las grandes oscilaciones de temperatura en el desierto fueron la auténtica causa», sostiene James, sin miedo a que le tachen de irreverente. «Las pirámides fueron construidas en honor a Ra, el dios del Sol, y al final fue el propio Ra quien acabó afeándolas».
     En la Pirámide Acodada de Dashur, según James, «los daños parecen haber sido causados por un gigante cuya mano se hubiese extendido a través de la cara de la pirámide con una enorme energía, aspirando la frente y dejando las cuencas vacías". El ingeniero que el deterioro se debe sin más a los espectaculares saltos del termómetro (40 grados durante el día y tres por la noche) que él mismo ha experimentado durante más de dos décadas en carne propia.

lunes, 6 de enero de 2014

Militancia e ignorancia

 
 
 
Reiteradamente hemos señalado desde estas columnas que distintas figuras históricas han sido demonizadas, presas de la lamentable intolerancia reinante en los últimos tiempos. Entre ellas, la de Julio Argentino Roca, fundador del Estado argentino moderno y a quien le debemos que la Patagonia sea argentina.
El monumento en su honor, emplazado desde 1940 en el Centro Cívico municipal de la ciudad de San Carlos de Bariloche, constituye un ícono de la ciudad que agitó en los últimos años distintas posturas políticas y sentimientos encontrados. Militantes de la Cooperativa 1° de Mayo, en su mayoría mapuches, quisieron derribarlo en 2012 por considerarlo "el responsable del genocidio más grande de la historia". Este año, el artista Tomás Espina lo intervino cubriéndolo con un puente de madera y reactivó los enfrentamientos, dejando en evidencia la fractura de una sociedad en torno a esta señera figura que fue dos veces presidente de la República. En las últimas semanas, se levantó un árbol de Navidad gigante justo encima de la estatua ecuestre, aun cuando el espacio de la plaza es suficientemente amplio como para haber dado cabida a ambas expresiones, en claro símbolo de la paz que propone el espíritu navideño.
Retomando el hilo de la historia, una mirada a un mapa antiguo que reproducimos en esta página, confeccionado en 1860 por un conocido cartógrafo de Filadelfia, permite observar que, para los Estados Unidos de América, la Confederación Argentina no comprendía a la Patagonia, pues fijaba claramente el límite meridional de nuestro país en el Río Negro. Más al Sur, comprendido el territorio de la Tierra del Fuego, se lee "Patagonia" y, en tipografía menor, las palabras "New Chili", Nuevo Chile. Evidentemente, no consideraba que la extensa región en cuestión -que comprendería las actuales provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego- fuera una superficie "sin dueño" en aquella época.
El histórico documento cartográfico al que hacemos referencia coexiste con otros de similar tenor. Pone de relieve, una vez más, que la Campaña del Desierto no fue una cruzada contra el indio, sino una maniobra militar tendiente a excluir a Chile de la Patagonia, barriendo cualquier aspiración de apropiación por parte del país hermano respecto de tan extenso como valioso territorio. De hecho, el ejército que comandara el general Roca tenía por objeto derrotar a las tribus de origen chileno, instrumento de empresarios trasandinos que compraban los productos de sus saqueos.
 

 La Patagonia, en poder de Chile, según cartografía de 1860. Foto: Archivo


 La etnografía da cuenta de diversas tribus originarias de la Patagonia argentina. Ninguna de ellas bajo el nombre de "mapuche". Los mapuches a los que derrotó Roca no eran "pueblos originarios" de la Patagonia, sino "invasores": eran araucanos que provenían de Chile y que habían aniquilado a los verdaderos pueblos originarios, los tehuelches. Recordemos, además, que Roca negoció la paz con la mayoría de las tribus, lejos de exterminarlas y que, fruto de su astucia, logró posteriormente de manera incruenta el reconocimiento chileno de nuestra soberanía en el Sur.
Su acción permitió que nuestro país extendiera el territorio nacional, desplazando el límite que fijaba el Río Negro. De resultas de esta nueva ocupación, la Argentina también pudo reclamar territorio antártico e insular en el Atlántico Sur. La valiosa gesta geopolítica de Roca se completó con la visión del Perito Moreno, héroe civil y prohombre muchas veces olvidado, cuya argumentación a favor de tomar la "línea divisoria de aguas" en lugar de "las altas cumbres que dividen aguas" evitó que perdiéramos los lagos, la precordillera y la Cordillera al sur del lago Gutiérrez, hoy lindante con Bariloche.
La Campaña del Desierto se enmarca en el proceso de conformación del Estado nacional y de delimitación de nuestro territorio, que posibilitó el desarrollo de la región. La absurda e interesada militancia en contra de Roca no hace más que tergiversar los hechos para instalar un discurso fruto de la ignorancia y la intolerancia. El lago Nahuel Huapi, por caso, o los yacimientos de YPF en la Patagonia no serían hoy argentinos, incluidos el de Vaca Muerta. Y el general Enrique Mosconi no hubiera contado con los recursos naturales que potenciaron el progreso económico de la Nación.