Autor: Felipe Pigna
La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra
Paraguay, entre 1865 y 1870, respondió más a los intereses británicos y
de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo, que
podía devenir en un "mal ejemplo" para el resto de América latina, que a
los objetivos de unificación nacional y defensa del territorio
proclamados por sus promotores.
El conflicto que terminó por enfrentar al Paraguay con la Triple
Alianza, formada por Argentina, Brasil y Uruguay, tuvo su origen en
1863, cuando el Uruguay fue invadido por un grupo de liberales
uruguayos comandados por el general Venancio Flores, quienes derrocaron
al gobierno blanco, de tendencia federal y único aliado del Paraguay
en la región.
La invasión había sido preparada en Buenos Aires con el visto bueno
del presidente Bartolomé Mitre y el apoyo de la armada brasileña. El
Paraguay intervino en defensa del gobierno depuesto y le declaró la
guerra al Brasil.
El gobierno de Mitre se había declarado neutral pero no permitió el
paso por Corrientes de las tropas comandadas por el gobernante
paraguayo, Francisco Solano López. Esto llevó a López a declarar la
guerra también a la Argentina.
Escena de la Guerra del Paraguay. Autor: Cándido López (pintor y ex-combatiente de la Guerra de la Triple Alianza). Museo de Bellas Artes. Argentina
Francisco Solano López Carrillo ( 1827 – 1870) segundo presidente
constitucional de la República del Paraguay entre 1862 y 1870.
Se desempeñó como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas,
presidente y jefe supremo de la nación paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza.
Sucedió como presidente a su padre Carlos Antonio López,
que le había dejado a su hijo una nación próspera.
Decía Alberdi: "Si es verdad que la civilización de este siglo tiene
por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos
eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los
ferrocarriles, etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de
Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo
no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al
Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su
vida en el ‘país salvaje’ de su cruzada civilizadora" 1.
La impopularidad de la Guerra de la Triple Alianza, sumada a los
tradicionales conflictos generados por la hegemonía porteña, provocó
levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis.
El caudillo catamarqueño Felipe Varela lanzó una proclama llamando a
la rebelión y a no participar en una guerra fratricida diciendo: "Ser
porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo
sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del
gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa es la práctica
estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el
Paraguay y la unión con las demás repúblicas americanas" 2.
A pesar de contar con un importante apoyo popular, Varela fue
derrotado por las fuerzas nacionales en 1867. Como decía la zamba de
Vargas, nada podían hacer las lanzas contra los modernos fusiles de
Buenos Aires.
La participación argentina en la guerra respondía también al interés
del gobierno en imposibilitar una posible alianza entre las provincias
litorales y el Paraguay.
La guerra era para los paraguayos una causa nacional. Todo el pueblo
participaba activamente de una guerra defensiva. Los soldados de la
Triple Alianza peleaban por plata o por obligación. Esto llevó a los
paraguayos a concretar verdaderas hazañas militares, como el triunfo de
Curupaytí, donde contando con un armamento claramente inferior,
tuvieron sólo 50 muertos frente a los 9.000 de los aliados, entre ellos
Dominguito, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento.
Decía La Nación, el diario de Mitre, decía: "Algunos miopes
creen que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al
déspota (Solano López) y explican su servilismo por el sistema rígido
con que son tratados. Soy de diferente opinión: ¿cómo me explica usted
que esos prisioneros de Yatay, bien tratados por los nuestros y
abundando en todo, se nos huyan tan pronto se les presenta la ocasión
para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo verdugo?" 3
Mitre trataba de explicar las dificultades de la guerra echándole la
culpa a la creciente oposición interna: "¿Quién no sabe que los
traidores alentaron al Paraguay a declararnos la guerra? Si la mitad de
la prensa no hubiera traicionado la causa nacional armándose a favor
del enemigo, si Entre Ríos no se hubiese sublevado dos veces, si casi
todos los contingentes de las provincias no se hubieran sublevado al
venir a cumplir con su deber, si una opinión simpática al enemigo
extraño no hubiese alentado a la traición ¿quién duda que la guerra
estaría terminada ya?"4
En nuestro país, la oposición a la guerra se manifestaba de las
maneras más diversas, entre ellas, la actitud de los trabajadores
correntinos, que se negaron a construir embarcaciones para las tropas
aliadas y en la prédica de pensadores que, como Juan Bautista Alberdi y
José Hernández, el autor del Martín Fierro, apoyaban al Paraguay.
En 1870, durante la presidencia de Sarmiento las tropas aliadas
lograron tomar Asunción poniendo fin a la guerra. El Paraguay había
quedado destrozado, diezmada su población y arrasado su territorio.
Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la
guerra: "En veinticuatro horas en los cuarteles, en quince días en
campaña, en tres meses en la Asunción" 5.
Pero lo cierto es que la guerra duró casi cinco años, le costó
al país más de 500 millones de pesos y 50.000 muertos. Sin embargo,
benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos
al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a las tropas
aliadas.
El general Mitre declaró: "En la guerra del Paraguay ha
triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes
principios del libre cambio (...) Cuando nuestros guerreros vuelvan de
su campaña, podrá el comercio ver inscripto en sus banderas victoriosas
los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han
proclamado" 6.
Por el tratado de la Triple Alianza, se establecía que los aliados
respetarían la integridad territorial del Paraguay. Terminada la
guerra, los ministros diplomáticos de los tres países se reunieron en
Buenos Aires. El ministro de Relaciones Exteriores de Sarmiento,
Mariano Varela expresó: "La victoria no da a las naciones aliadas
derecho para que declaren, entre sí, como límites suyos los que el
tratado determina. Esos límites deben ser discutidos con el gobierno que
exista en el Paraguay y su fijación será hecha en los tratados que se
celebren, después de exhibidos, por las partes contratantes, los
títulos en que cada una apoya sus derechos". 7
El embajador del Brasil en Argentina, Barón de Cotepige, negoció
separadamente con el Paraguay tratados de límites, de paz, de comercio y
navegación. Esto provocó el enojo de la Argentina, que decidió enviar a
Río una misión diplomática encabezada por Mitre. Al ser recibido por
el ministro brasileño, dijo el delegado: "Me es grato hacer los más
sinceros votos por la prosperidad y el engrandecimiento de la Gran
Nación Brasileña, unida a la Argentina, sin olvidar la República
Oriental del Uruguay, y por la gloria y sacrificios comunes de dos
décadas memorables de lucha contra dos bárbaras tiranías que eran el
oprobio de la humanidad y un peligro para la paz y la libertad de estas
naciones".8
Lo cierto es que Brasil sí pensaba que la victoria daba derechos:
saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se quedó con importantes
porciones del territorio paraguayo.
El regreso de las tropas trajo a Buenos Aires, en 1871, una
terrible epidemia de fiebre amarilla contraída por los soldados en la
guerra. La peste dejó un saldo de trece mil muertos e hizo emigrar a
las familias oligárquicas hacia el Norte de la ciudad, abandonando sus
amplias casonas de la zona Sur. Sus casas desocupadas fueron
transformadas en conventillos.
1 Milcíades Peña, La era de Mitre. De Caseros a la Triple Infamia, Buenos Aires, Fichas, 1972, págs. 56-57.
2 Norberto Galasso, Felipe Varela: un caudillo latinoamericano, Editorial del Noroeste 1975, pág 50.
3 Milcíades Peña, Op. cit., págs. 80-81.
4 Milcíades Peña,Op. cit., pág. 92.
5 Miguel Ángel de Marco, La guerra del Paraguay, Buenos Aires, Planeta, 2003, pág. 39.
6 Bartolomé Mitre, Arengas, Buenos Aires, Librería de Mayo, 1889.
7 Andrés Cisneros y Carlos Escudé, Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina, Tomo VI, Buenos Aires, Comité Argentino de Relaciones Internacionales-Grupo Editor Latinoamericano, 1999.
8 Archivo del general Mitre, Buenos Aires, Biblioteca de la Nación, 1911.
Fuente:http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/organizacion_nacional/guerra_de_la_triple_alianza.php
Fuente:http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/organizacion_nacional/guerra_de_la_triple_alianza.php
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